Obesidad: entendiendo del cerebro hambriento y hambre emocional

Obesidad: entendiendo del cerebro hambriento y hambre emocional

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La obesidad, un problema de salud pública global, ha capturado la atención de científicos y profesionales de la salud durante décadas. Sin embargo, más allá de las tradicionales discusiones sobre la alimentación y el ejercicio, es fundamental profundizar en sus causas subyacentes. Surgiendo de ello un aspecto menos explorado, pero igualmente crucial: la conexión entre la obesidad, el cerebro y las emociones.  

A lo largo de este complejo recorrido, el “cerebro hambriento” y el “hambre emocional” no solo anhelan calorías, sino también equilibrio y consuelo emocional. ¿Cómo se entrelazan la obesidad, el cerebro y las emociones en este complicado tejido de la salud?

La obesidad a menudo se atribuye a la falta de autocontrol o a la mera elección de un estilo de vida poco saludable. Sin embargo, la ciencia moderna sugiere una narrativa más compleja. En momentos de estrés, tristeza o ansiedad, muchas personas recurren a la comida como una forma de afrontamiento. Este comportamiento, a veces denominado “hambre emocional”, puede desencadenar un círculo vicioso en el que la comida se convierte en un refugio temporal para las emociones difíciles. Y así, aunque inicialmente reconfortante, puede dar seguimiento a sentimientos de culpa y vergüenza, lo que llevará a más episodios de alimentación impulsiva que contribuirán al desarrollo de hábitos alimentarios poco saludables y al aumento de peso a largo plazo.

Por otra parte, nuestro cerebro, un centro de mando para el hambre y la saciedad, también juega un papel fundamental. Cuando hablamos de un “cerebro hambriento”, nos referimos a cómo ciertas disfunciones neuronales pueden conducir a una sensación constante de hambre o a una satisfacción inadecuada después de comer. Este estado puede ser el resultado de desequilibrios hormonales, como una producción inadecuada de leptina, la hormona que nos ayuda a sentirnos saciados.

La interacción entre el cerebro y las emociones en la obesidad es un campo de estudio en constante evolución. Investigaciones recientes indican que ciertas áreas del cerebro responsables del control de las emociones y la toma de decisiones pueden verse alteradas en personas con obesidad. Esto sugiere que la obesidad no solo es el resultado de decisiones de estilo de vida, sino también de complejas interacciones neurobiológicas y emocionales que merecen una comprensión y abordaje más empático y científico.

En conclusión, la obesidad es una condición multifacética que va más allá de la simple ecuación de calorías consumidas y gastadas, comprender la conexión entre el “cerebro hambriento” y las emociones es esencial para abordar de manera integral este desafío de salud pública. Reconociendo la complejidad de este trastorno, podemos avanzar hacia enfoques más integrales y compasivos que no solo se centren en la dieta y el ejercicio, sino también en el bienestar emocional y mental. La obesidad no es solo una batalla del cuerpo, sino también una del corazón y la mente.

Bibliografía

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https://www.apa.org/topics/obesity/obesidad

López, S. (4 de Marzo de 2023). Los 4 tipos de obesidad que hay según la Clínica Mayo y qué dietas necesitan. Saber Vivir:
https://www.sabervivirtv.com/medicina-general/hay-4-tipos-de-obesidad-segun-clinica-mayo-dietas-adecuadas_6466

Lopera, D. T., & Restrepo, M. (2014). Aspectos psicológicos de la obesidad en adultos. Revista de Psicología Universidad de Antioquia, 6(1), 91-112.
http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?pid=S2145-48922014000100007&script=sci_arttext

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