La pandemia de la COVID 19 sigue azotando al mundo, llevamos más de un año desde el inicio en diciembre del 2019 en Wuhan – China, al momento alrededor de 127 millones de casos con 2,79 millones de fallecidos, no hay país que no haya sucumbido a los embates de la COVID 19, durante este tiempo hemos tenido que aprender rápidamente sobre su diagnóstico, manejo, prevención y al momento una de las principales herramientas, las vacunas , las mismas que junto con el agua potable son considerados en la salud publica los pilares para su desarrollo.
Por otro lado, la evidencia científica provoca una permanente actualización acerca de diferentes aspectos de esta enfermedad; sin embargo, se mantiene vigente al momento la baja letalidad, alta transmisibilidad, así como grupos de riesgo.
Los grupos vulnerables en general son considerados los mayores de 60 años y quienes tengan alguna patología que altere o predisponga la infección por el SARS-CoV2. Los pacientes inmunodeprimidos son grupos de riesgo tanto por su patología o por medicamentos que alteran el sistema inmune.
La vacuna contra el SARS-CoV2 ha sido desarrollada por diferentes laboratorios farmacéuticos, aprovechando los estudios previos sobre los diferentes coronavirus.
La aprobación de emergencia para el uso de la vacuna de ARN mensajero de AstraZeneca-Oxford en el Reino Unido fue el inicio de una serie de vacunas de diferentes plataformas en algunos casos innovadoras como el mencionado ARN mensajero, vectores virales, proteína recombinante, virus inactivo, etc
La eficacia de todas las vacunas aprobadas hasta el momento está por arriba del 51 %, y disminuyen las hospitalizaciones y mortalidad alrededor del 100 %, al ser una vacuna NO esterilizante no impiden infección y trasmisión en pacientes vacunados ante la exposición del SARS-CoV2, la duración de la inmunidad está siendo evaluada y en especial en grupos vulnerables.
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